Un son que sabe a recuerdos



Lento y acompasado, así es el caminar de Mamba, el personaje que interpreta la actriz Jenny Portilla en la obra teatral ‘El último mambo’. Paso a paso, Mamba va apareciendo bajo una luz cenital que ilumina a medias el escenario del tradicional teatro quiteño de la Casa Malayerba. Ahí llega con su pelo cano, envuelta en un gran vestido amarillo mostaza que remata con un encaje en el cuello, tan viejo, que hace juego con sus anticuados lentes.

Cuando la luz se intensifica, la abuela se encuentra de frente al público que ha venido a verla, su edad ya no parece tan pesada, los pasos se agilizan, los lentes ya no son necesarios y ella está dispuesta a bailar para complacer a su audiencia. El peso de los años le ha restado agilidad a los movimientos de su cuerpo, pero no han desgastado la memoria que hace que las caderas, los hombros, las piernas y la cabeza sigan el ritmo de cualquier canción, como las que bailaba en su juventud. De alguna forma intuye que esta noche será su noche.

“Cuando el amor llega así de esta manera, uno no tiene la culpa” suena la voz llanera de Roberto Torres luego de que Mamba se ha rehusado tomar las píldoras y ha preparado en su lugar una poción llena de sabor, color y bembé. La abuela sede ante el ritmo de la canción y se desliza sobre el tablado con sus pantuflas rojas, dos tallas visiblemente más grandes que sus pies, para marcar el paso de la canción “Caballo viejo”.

Un gran álbum de fotos sirve para que Mamba viaje a través de su memoria y reviva sus épocas de rumbera, en las que usaba vestidos más ceñidos y coloridos que combinaba con
un gran tocado de frutas en la cabeza. Entre las fotografìas aparece la imagen de una hija a la que vio crecer pero que ya no está. Ahora Mamba baila sola abrigando la esperanza de una llamada o una visita.

Este trabajo escénico que se ejecuta como un monólogo en clave de teatro clown, bajo la codirección de Carlos ‘El Cacho’ Gallegos, explora el campo de la soledad y la memoria y es la segunda puesta en escena de la actriz quiteña Jenny Portilla, quien le apuesta a la comedia como una forma de “ayudar a las personas a liberarse de sus miedos”.

El momento de enfrentarse a la realidad reaparece cuando la música ha dejado de sonar. En el aire quedan sonando los versos de Caballo viejo, hasta que Mamba vuelva al escenario durante las funciones que se presentarán en el Teatro Malayerba, hasta el día sábado a las 20:00.

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